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«No había nada que me involucrara directamente» 

Autor: Manuel Pineda
Fecha: mayo 5, 2025

En una casa humilde pero llena de amor, vive «Sofia» (a quien llamaremos así por seguridad), ella guarda silencio mientras sus hijos hacen tareas en la misma mesa donde almuerzan. Aunque su historia no aparece en primera plana, es un duro reflejo de la realidad de muchas familias guatemaltecas, las esposas que pagan el precio por delitos que quizás no cometieron, pero que a las personas que decidieron darles su amor resultaron arrastrándolas en algunos casos hasta la cárcel.

«Sofia» fue detenida en 2019, al mismo tiempo en que capturaron a su esposo, acusados de pertenecer una estructura de extorsión. Pasó algunos meses en prisión preventiva, sin pruebas sólidas en su contra, hasta que un juez ordenó su liberación. “No había nada que me involucrara directamente. Nunca toqué un teléfono, nunca pedí dinero. Pero como era su esposa, me llevaron con él”, comentó entre lágrimas.

La lucha por conseguir el sustento para ella y sus hijos se ha vuelto muy complicada, porque a pesar de que recuperó su libertad, su vida no volvió a ser la misma. El hecho de haber estado presa dejó una marca en su nombre y apellido, ya en diferentes ocasiones ha intentado conseguir trabajo en algunas empresas y el obstáculo es el mismo: sus antecedentes que quedaron manchados por estar tras las rejas. «Los trabajos que he ido consiguiendo solo han sido ir a lavar o limpiar casas, mis antecedentes no me dejan entrar a una empresa», expresó «Sofia».

Su esposo sigue recluido en un preventivo, desde entonces «Sofia» se dedica a criar sola a sus tres hijos. Ventas de algunos productos, ropa de segunda mano, algunas lavadas, son los medios que utiliza para llevar el sustento a su hogar. Los meses que estuvo tras las rejas siguen siendo una huella muy marcada, la incertidumbre y la impotencia de no poder darles algo mejor a sus hijos, son el diario vivir de esta mujer.

» Lo más duro que viví fue que mi hija menor se enfermó y yo no podía hacer nada porque estaba en la cárcel, mi hijo mayor ahora mismo me reclama que los deje solos», expresó con la mirada perdida al recordar la situación vivida. Hoy su vida es una lucha diaria contra el hambre, la desconfianza y el pasado. Sueña con limpiar su nombre legalmente y empezar de nuevo, aunque sabe que es un camino cuesta arriba, la esperanza de ver a sus hijos triunfar le dan las fuerzas para continuar.

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